Relato: PLANETOIDE 290616X


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Oficial de seguridad Jana Kovar. Número de serie... Número 291930A... 

Fecha... Fecha de servicio... 121107L. Destino... Estación minera Valerion III. Planetoide 290616X.

Estoy sola.

Mi compañero, el ingeniero Bertrand Minyard lleva once meses sin responder...

Las voces se lo han llevado... Como a todos... 

Estoy sola...

Fuimos destinados a este servicio... Hace... Pronto serán diez años... 

El planetoide 290616X es de un incalculable valor para la confederación minera por sus enormes reservas de mineral de Nyumita. Por eso las extracciones deben continuar... Pese a todo... Pese a las voces... 

Dos estaciones fueron construidas, una en cada polo. En los primeros tiempos cada una de ellas contaba hasta con treinta operarios... No duraron mucho... Todos acabaron sucumbiendo. Las voces se los llevaron... Se los llevan a todos. 

Un equipo especial fue enviado... Algún tiempo después... También desapareció. Pese a todo, algunos datos fueron obtenidos. Las voces son reales. No sabemos que son, pero si sabemos que están ahí... Que están aquí. Picos en el flujo de energía electromagnética, aumentos subitos en la actividad cerebral del personal humano. 

Se decidió mecanizar todo el proceso de extracción, pero es necesario al menos un operario para supervisar in situ. 

Usamos filtros en nuestros trajes... Se supone que te protegen... Pero las voces siempre están ahí... Y todo el mundo cae... Tarde o temprano... 

Los primeros seis años aguantamos bien. El ingeniero... Bertrand las encontraba fascinantes... Las voces... Quería estudiarlas... Intenté prevenirle contra ellas, recordarle lo que habían hecho antes... Pero no me escuchó, nunca me escuchó... 

"Crees que soy tan estúpido como los demás, mujer?" "Es que no confías en mi?" 

No lo entendía... Bertrand y yo habíamos sido compañeros en Badoon-Phi. Tenía plena confianza en él. Su IQ, así como su cualificación psicométrica estaban muy por encima de la media... Era... Era brillante... Era mi amigo... Mas que eso... Mucho mas... 

Pero las voces... 

No puedes confiarte a las voces y resistir su influjo mucho tiempo... 

Como ya he dicho, los primeros seis años lo conseguimos. Nos apoyamos el uno en el otro y conseguimos aguantar. La vida aquí abajo no es fácil. 

El sexto año, Bertrand comenzó a preparar el examen para el grado A-I. Quería ser instructor de primera en la academia. Era su ilusión. Comenzó a pasar mas tiempo solo, claro. Necesitaba concentrarse. 

Yo intuía que había dejado de usar los filtros, pero cada vez que intentaba hablar con él la respuesta era violenta. Le ofendía. Informé de ello... Pero dijeron que exageraba. Decidí guardar silencio... 

Luego fue peor... 

Centralizabamos nuestro trabajo en la Estación Polar Sur. Un día recibimos la orden de que uno de nosotros debería trasladarse indefinidamente a la estación Norte. Problemas en las conducciones de energía que obligaban a tener supervisión humana constante. Decidieron que fuera Bertrand. 

Aquella noche hicimos el amor y le prometí que lo conseguiríamos... Que ibamos a ser los primeros en salir de este maldito planetoide... 

Qué idiota fui... 

Nada fue bien desde entonces. 

Los primeros meses, él se mostró desesperado por la soledad. Lloraba en cada transmisión. Entre líneas podía leer un preocupante subtexto suicida en cada uno de sus mensajes, una llamada a la que yo misma no era ajena... Para nada. Pero decidí ser fuerte. Por él. Por los dos. Estaba... Me había enamorado de él, estaba acostumbrada a tenerlo cerca y su ausencia repentina... Bueno... 

Pese a todo, traté de mantenerme fuerte, como ya he dicho, ser su roca. Pareció mejorar con el paso de los meses. 

Se nos permitió viajar con cierta periodicidad de un polo a otro. Breves estancias... Él seguía mejorando, en apariencia... Al contrario que yo... 

Cada nueva separación me dejaba mas rota por dentro. 

Paradojicamente, observé que las voces apenas me molestaban. Parecían no tener interés en mi... En cambio Bertrand... 

El último año y medio fue de mal en peor... 

Me engañé a mi misma. Me dije que era el estrés por el grado A-I, traté de obviar lo de las voces... Pero estaba claro... Estaba tan claro... 

Sus ausencias, incluso durante las visitas... Se quedaba mirando al vacío, sonriendo... Aparecía y desaparecía sin explicación... Sus respuestas eran cada vez mas violentas, erráticas, desganadas... Como si algo lo estuviera controlando... No parecía él mismo... 

Pero seguí engañandome, no quería aceptarlo. "Es que no confías en mi?"

Nadie supera las voces mucho tiempo...

Nadie... 


Bertrand Minyard las superó durante mas de ocho años, tres de ellos en casi total soledad... La mayor parte del tiempo sin filtros... Mas de lo que nadie lo había hecho antes... 


Pero nadie supera las voces...



Hace un año viajé a la Estación Polar Norte para celebrar con él su acceso a la Fase 2 del A-I. 

Estábamos juntos, paseando en la holocubierta por un hermoso parque. Nos sentamos en un banco... Y comenzó a hablar... Solo que no era conmigo... Sonreía, con la mirada perdida...

Me rompí... Me puse a llorar...

Eso pareció sacarlo del trance por un momento... Pero ya era demasiado tarde... 

"Ni tú ni nadie me impedirá escuchar las voces! Quiero oirlas, me entiendes!? NADIE PUEDE IMPEDIRLO."

Le besé por última vez y voví a la Estación Sur. 



Me arrepentí de haber desistido tan facilmente en cuanto llegué, pero... No creo que hubiera cambiado nada. Ya no estaba en mis manos, ni en las suyas... 

Las voces siempre ganan... 


Nadie escapa a las voces...


Pero entonces, por qué yo ya no las escucho? 




Estoy sola... 



Estoy sola... 



Estoy sola...






........................................................................DATA END/>>








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La verdad es algo muy bonito.