59


"Han sido 59 años..."

Mientras trataba (infructuosamente) de contener la angustia que me salía por los ojos, Amparín, la viuda de mi tío Ricardo susurraba esas cuatro palabras... 

"Han sido 59 años..." repetía... 

Durante el responso la había oído llorar desconsoladamente desde la última fila de bancos de la capilla del tanatorio, donde yo mismo me encontraba también hundido en mi propio pesar.

Pero ella ya no lloraba. Frente al nicho de su esposo sus ojos estaban secos ya... Secos pero terriblemente vacíos.

Descorazonadoramente vacíos.

Su sueño, su vida... Se había extinguido. Para siempre. Y en sus ojos, esos ojos que yo no podía dejar de mirar de soslayo, solo quedaba ese manto de desesperanza que, por desgracia, me es tan familiar... 

Sus hijos, su nieta, un biznieto en camino... Ellos aún están ahí, claro, pero...
No es tan sencillo. Ojalá lo fuera...

"Han sido 59 años..."

Ellos eran mi "modelo", mi referencia, por encima de todas las demás "parejas" que he conocido en mi vida, incluidos mis propios padres y abuelos.

La manera en la que pasaron esos 59 años... JUNTOS. Qué envidia, pese al final... Porque todo tiene que tener su MALDITO final, verdad?

Qué asco...

Ellos... Solo puedo recordarlos sonriéndose, el uno al otro... Contándose quien sabe que chistes al oído. Les vi hacerlo tantas veces... A saber... Los veía y me crujía el corazón como una sandía al abrirse...

Luego conocí a B. y supe lo que ellos sabían. Lo que les acompañó durante esos 59 años... 

Recuerdo el día en que la llevé a su casa para que la conocieran. Mi tío Ricardo se "enamoró" de B.; "Hacéis muy buena pareja".

Lo hacíamos, verdad?

Siempre me preguntaban por ella cuando me cruzaba con ellos por el barrio. Luego volvían a Francia, donde vivían parte del año y cada vez que hablaban por teléfono con mi madre se interesaban por nuestra situación, "Como están el Juanín y la B.?" "Ha encontrado ya trabajo?" "Como lleva la chica sus estudios?".

...

Ricardo se ha ido apagando. Como una vela... Presa del olvido. De la degradación de su cuerpo y su mente... Pero a ella nunca la olvidó. NUNCA. Podía olvidar donde estaba el baño de su propia casa o si se había puesto los pantalones al salir de casa... Pero a ella NO... 

NUNCA a ella...

Y ahora... Ahora qué?

Escuchaba al cura hablar sobre la bondad y la justicia de Dios... Y en mi llanto se mezclaba la rabia con el resto de sentimientos. Todos luctuosos, a cual mas funesto...

Menudo cóctel... 

...

59 años...

Qué? Se lo que estaréis pensando muchos de los que leáis esto... "Menuda condena... 59 años con la misma persona..." 

Decídselo a Amparín, hijosdeputa...


Te quiero mucho, 
Vida mía

SIEMPRE. 
pase lo que pase. 
Como te prometí...

</3

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La verdad es algo muy bonito.