12 de Noviembre de 2007. Una pareja se besa en un patio. Él está muy asustado. Ella sonríe. Le concede una segunda cita al día siguiente. Se despiden. Ella entra en el ascensor. Él siente la necesidad de volver atrás y rubricar ese primer encuentro. La detiene en la puerta del ascensor, la rodea por la cintura con sus brazos y la besa apasionadamente. Ninguno de los dos olvidará aquel momento. De regreso a casa él se siente ingrávido, encendido. Un dios.
18 de Marzo de 2017. Un hombre de mediana edad llora en una pequeña habitación repleta de trastos y papeles. Solo. Entre sus manos la fotografía en blanco y negro de una hermosa mujer. Ella sonríe. A él le falta el aire. Las lágrimas queman como ácido de batería. Sus ojos arden y la garganta le duele por la férrea tenaza de la pena sostenida durante lo que le parece una eternidad.
Le falta su mujer, le falta la vida.
Un momento y lugar indeterminado en el futuro. Una calle cortada. Un operario del ayuntamiento limpia el asfalto con una manguera a presión. La sangre coagulada se vuelve rosa y se filtra por las alcantarillas junto con los restos cristalinos de un marco de foto. Pronto retirarán las vallas y el tráfico se reanudará. En una radio local dan la noticia entre un anuncio de comida para perros y la presentación de un libro sobre como mantenerse guapa pasados los cuarenta.
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La verdad es algo muy bonito.