negar el yo,
negar el universo astronómico,
son desesperaciones aparentes
y consuelos secretos.
Nuestro destino,
no es espantoso por irreal,
es espantoso
porque es irreversible y de hierro.
El tiempo es la sustancia de que estoy hecho.
El tiempo es un río que me arrebata,
pero yo soy el río;
es un tigre que me destroza,
pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume,
pero yo soy el fuego.
El mundo, desgraciadamente,
es real;
yo, desgraciadamente,
Ya no...
Con permiso de Borges...
Te quiero, B.
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La verdad es algo muy bonito.