Estamos en una fábrica abandonada, un lugar oscuro y destartalado, sucio.
Huimos de algo, aunque no sabemos realmente de qué. Estamos asustados, aterrorizados a decir verdad.
Yo le suelto la mano (maldita sea mi estampa) y le digo que no se mueva de donde está, que voy a ver que es lo que pasa (¿¿¿???). Ella no quiere que me vaya. Me pide que no me vaya.
Le digo que volveré en seguida.
Me voy, la dejo sola en ese tétrico lugar. Ella escucha una voz de mujer pidiendo socorro y la sigue.
En un rincón, alguien cubierto en harapos extiende una mano suplicando ayuda.
Ella se acerca para socorrerla.
Entonces la figura se descubre. Mi mujer queda paralizada y la persona que reconozco como esa "amiga" que se convirtió en su "conciencia" en el mundo real, a la que se oía cuando Ella hablaba, se incorpora. Se mueve como una serpiente, sinuosamente, avanzando hacia Ella. Se le echa encima, despacio, muy despacio, como una sombra que se alarga al acercarse el crepúsculo.
Mi mujer queda tendida en el suelo con ese engendro encima.
Me horrorizo contemplando como comienza a morderle la cara. Literalmente se alimenta de Ella, que permanece inmóvil, como convertida en una estatua viviente.
Vuelvo a verme a mi mismo, corriendo entre las estructuras post-industriales. Siento el peligro y decido volver donde estaba mi mujer. No la encuentro...
Corro y grito freneticamente.
Al final la veo de espaldas, caminando con pasos torpes.
La llamo, pero no responde. Me acerco a Ella y poniendo mi mano en su hombro la hago volverse. Se que no tiene sentido, porque ya se realmente lo que ha pasado. Lo se porque lo he visto, pero mi yo dentro del sueño no lo sabe... Mi yo que contempla el sueño no quiere saberlo.
No quiere saber que la figura que era mi mujer, al volverse, es poco mas que un cascarón vacío, de andar titubeante, sin sentimiento, razón ni emoción, con el rostro a medio roer...
Horror...
Horror, eso es lo que he sentido. Horror al ver esa cara que amo completamente desfigurada, destrozada y a la persona que era convertida en un triste guiñapo, un muñeco roto y vacío, un trozo de carne que se mueve...
Horror...
Eso es lo que me trae el sueño cuando por fin logro conciliarlo, por paupérrimo que este sea.
Me he despertado con vértigo y el estómago dando vueltas como una centrifugadora... De eso hace ahora algo mas de cinco horas. Aún me tiemblan las manos, muchísimo mas de lo acostumbrado...
A pesar del calor, un frío extraño me recorre la espalda provocándome tiritonas.
La angustia de mas de trece meses, esta mañana se ha transformado en cristales rotos...
De todas las maneras posibles, en el sueño o en la vigilia, soy completamente impotente.
Una vez mas... Todas las veces...
Ellos siempre ganan.
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La verdad es algo muy bonito.