El mismo día de siempre...

Siempre has estado solo...
Y siempre lo estarás.

Has perdido para siempre lo único que importaba.


Hace un momento se me ha caído el puto cenicero... Se ha llenado todo de mierda. Y me he puesto a llorar como la nenaza que soy...

Me tiemblan las manos como a un jodido yonki...

Es normal... Hoy he vuelto a las andadas. Cero horas de sueño. Tampoco es que las tres o cuatro que venía durmiendo fuesen la polla, pero vamos... Se nota.

Me tiemblan hasta los ojos...

Morirse tan despacio es una putada. Me pasan mas cosas... Aparte de los temblores, pero a quien cojones le importa esa mierda... Qué cojones importa...

Esta mañana, en el sofá, con las primeras luces del alba me he puesto a pensar en aquellas veces que me lamias la cara. Menudas risas te echabas a mi costa, bandida... Hasta me metías la lengua en los agujeros de la nariz y en los oídos. Yo también acababa riéndome...

Es que tienes unas ocurrencias, Gamberra... Desde luego...

Ha sido curioso.... Porque al recordar, me estaba riendo y llorando a la vez...


Fuimos muy felices, verdad?


Yo pensaba que podríamos con todo... Con todos...


Y ya ves... No doy una.






Te echo mucho de menos, Amor mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La verdad es algo muy bonito.