2016


En algo mas de doce horas terminará el año en curso. No diré por fin, porque la verdad es que da puta igual... Es lo mismo. Ya no tiene la menor importancia.

No hay diferencia entre 2016 y 2017, ni la habrá con respecto a los años venideros. Y si la hay será a peor. Cada vez peor.

Propósitos? Es una jodida broma? Mirad, el mejor propósito que puedo hacerme para 2017 es seguir aguantando "vivo", por lo que tengo que seguir "vivo", por la única razón que me queda para seguir "vivo"... Por desgracia. Nada mas...

Recapitular lo mejor y lo peor de 2016. Otra gilipollez como el sombrero de un picador.

Qué ha sido 2016? Qué ha significado?

Todo. Nada.

2016 era el año en el que quizás podríamos empezar de nuevo. Era la esperanza de retomar una vida que habíamos dejado en barbecho hacía ya tres largos, duros y tristes años. Era la luz al final del túnel. La esperanza...

Pero en lugar de eso se ha convertido en la broma definitiva. La tapa de mi ataúd. El final de mi puto camino, que no de mi dolor.

Las palabras son nada a la hora de calificar este año. "Lo peor", es una tontería, porque en perspectiva siempre hay un antes y un después. Pero este año, para mi, no tiene después.

En el horizonte solo hay una decrepitud prematura arrastrada por tiempo indeterminado, una sucesión de días que se convierten en el mismo por la falta de sueño y la angustia ininterrumpida que me ha atenazado desde el 29 de Junio pasado.

Esas son las perspectivas para 2017 y venideros. Nada. Porque no existe 2017. La "realidad" se ha desintegrado. Nada importa ya.

Lo mejor que podría pasarme es una muerte rápida, indolora. Soñar es gratis...

La realidad es que el año que viene por estas fechas estaré mucho peor. Esa es la realidad.

Ojalá que vuestro año haya sido mejor. Con poco seguro que lo ha sido.

Mis mejores deseos para 2017.

Sobre todo a ti. Dios sabe que no te guardo ningún rencor. Nada de todo esto ha sido culpa tuya. Has soportado demasiado...

Ojalá que sepas sobreponerte a las sombras que se ciernen sobre ti y vuelvas a ser tú.

Tienes la obligación moral (si, permiteme que por una vez, aunque ya no signifique nada para ti, te de una orden) de ser feliz por los dos.

Dale algún valor a esta inmolación en vida, por favor, Vida mía.


Te quiero, Peque. Como siempre.



Para siempre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La verdad es algo muy bonito.