La moza le llenó el vaso hasta rezumar
Él bebió a grandes tragos
aquel vino dulce,
Rojo de sangre
Su copa siempre estaba llena
Se embriagó
El fuego de la vid ardía en sus venas
y en su corazón
Su espíritu voló
Cogió a la muchacha por la cintura
y compartieron su fuego
Y bailaron
La copa se derramó
desangrándose sobre la tierra
luego cayó
haciéndose añicos
La moza se fue
El fuego se apagó
Y él ya nunca despertó...
Te quiero, B.
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La verdad es algo muy bonito.